La principal propuesta de valor de la IA es su potencial para ayudar a las personas a hacer un mejor uso de los datos, incluso de la información que es demasiado grande para que los humanos la analicen, generando ideas a partir de ella mucho más rápido de lo que sería posible de otro modo. La potencia de estas capacidades también conlleva inevitablemente la posibilidad de resultados no deseados. Los malos pueden utilizar la IA de forma engañosa, para manipular el modo en que la información crea opinión pública y orienta el comportamiento.
Lo que está en juego en las elecciones desde el punto de vista político y económico las convierte en un objetivo especial para la interferencia mediante la manipulación con IA. En Estados Unidos, por ejemplo, una evaluación de la amenaza realizada por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) concluye que los agentes estatales siguen ejerciendo una influencia maligna en las elecciones estadounidenses. El rápido desarrollo de la IA generativa desde las elecciones de mitad de mandato de 2022 crea la posibilidad de que estas actividades sean más sofisticadas y perjudiciales en 2024.
Al parecer, China utilizó cuentas de TikTok para enviar propaganda a candidatos en 2022, y el informe sugiere que la actividad encubierta podría persistir e intensificarse en 2024. Rusia ha influido de forma encubierta en las elecciones estadounidenses durante décadas, y el deseo de interrumpir el apoyo occidental a la guerra en Ucrania puede intensificar esos esfuerzos. Irán y otros países también han llevado a cabo operaciones de influencia en anteriores elecciones estadounidenses y es posible que vuelvan a hacerlo, con técnicas perfeccionadas que podrían aumentarse utilizando IA.
Aspectos clave de la influencia de la IA en las elecciones
La influencia que la IA puede ejercer en las elecciones va desde efectos legítimos o incluso inadvertidos hasta nefastos programas de desinformación. Por ejemplo, al establecer perfiles de votantes específicos, las campañas políticas pueden identificar lo que más les importa a esas personas, para personalizar los mensajes publicitarios sobre su candidato. La IA amplía claramente el valor de este caso de uso aparentemente inocuo, mientras que su potencial delictivo queda atestiguado por el escándalo de los datos de Cambridge Analytica durante las elecciones de 2016.
Muchos usuarios utilizan cada vez más herramientas de IA generativa como ChatGPT como motores de investigación para recopilar información, lo que conlleva su propio potencial de desinformación. Por ejemplo, los modelos de IA basados en conjuntos estáticos de información obsoleta son incapaces de generar nuevas perspectivas, y pueden tergiversar las acciones de los candidatos y las posiciones de sus plataformas. Los datos específicos en los que se basan estos modelos (y lo que omiten) son fundamentales para la precisión, y las personas pueden estar mal informadas simplemente por esta limitación tecnológica.
La desinformación intencionada también es motivo de preocupación, añadiendo nuevas dimensiones a la larga historia de las campañas de desprestigio. Por ejemplo, las imágenes, el audio o el vídeo falsificados por IA podrían pretender representar falsamente a un candidato o a sus aliados, para degradarlos, crear dudas entre sus seguidores o reducir la participación electoral. Los bots automatizados pueden identificar oportunidades en las redes sociales y otros contenidos de Internet para amplificar determinados mensajes y contrarrestar otros con comentarios u otros contenidos.
La complejidad de la interpretación de estas acciones incluye el hecho de que, incluso cuando son censurables, pueden no infringir realmente la ley. En muchos casos, la respuesta de los investigadores puede limitarse a medidas como implorar a las empresas de medios sociales que suspendan o interrumpan las cuentas infractoras. Muchas se negarán a hacerlo, ya sea para proteger la libertad de expresión, mantener la buena voluntad de los suscriptores o promover sus propios intereses políticos. El resultado puede ser una influencia ilícita en las elecciones, reputaciones dañadas y violencia potencial.
Medidas para proteger la integridad electoral
La participación de la IA en la interferencia electoral es en gran medida una cuestión de escala, emulando lo que podrían hacer los operadores humanos pero en un volumen mucho mayor. Este es particularmente el caso de las operaciones de propaganda de los agentes estatales, que tienden a ser de gran alcance. Esta influencia desmesurada hace deseable que las fuerzas del orden desarrollen estrategias y técnicas para detectar y evaluar la interferencia electoral basada en IA.
La investigación está ayudando a arrojar luz sobre la desinformación generada por IA, revelando formas de detectarla. Uno de estos métodos consiste en encontrar casos en los que se publican mensajes de error generativos de IA como "Lo siento, no puedo generar..." junto con el contenido principal. Con la salvedad de que este método puede revelar sólo una pequeña proporción de publicaciones generadas por IA y ser superado por actores sofisticados, a veces puede revelar campañas de desinformación automatizadas, proporcionando un punto de entrada para investigarlas.
La plataforma SS8 ayuda a identificar los indicios que sugieren la participación ilícita de la IA, basándose en la supervisión del tráfico para identificar contenidos de interés, responsables y patrones y conexiones con otros contenidos y personas. Aprovechando el contexto digital, como el código abierto y la inteligencia de localización, el software SS8 puede ayudar a las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia a discernir las interferencias electorales y responder adecuadamente.
La aceleración del desarrollo de la IA hacia las fronteras de lo posible es inevitable (e incluso deseable); una advertencia importante al esfuerzo por controlarla es que la regulación no debe diluir el liderazgo estadounidense. Los intereses estratégicos a largo plazo exigen las ventajas económicas y tecnológicas que ofrece cada vez más la IA, al tiempo que se protege a la sociedad de sus posibles efectos nocivos. El SS8 contribuye a ese equilibrio ayudando a las autoridades a comprender cómo y dónde se utiliza la IA.
Acerca de Kevin McTiernan
Kevin McTiernan es un experimentado profesional con más de 20 años de experiencia en el sector de la seguridad. Sus amplios conocimientos abarcan big data, ciberseguridad, análisis de seguridad de redes y cumplimiento normativo. Como Vicepresidente de Soluciones Gubernamentales en SS8, Kevin se especializa en la implementación de soluciones avanzadas de inteligencia para el Gobierno de Estados Unidos, las fuerzas de seguridad y la alianza Five Eyes. Es un consumado orador público y un firme partidario y voluntario de la National Child Protection Task Force. Puede obtener más información sobre Kevin en su perfil de LinkedIn.
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